Avanzado el noveno mes de guerra y tras más de 37.000 muertos en Gaza, crece la tensión entre el ejército y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, que también mantiene claras diferencias dentro de la coalición de Gobierno y con el aliado estadounidense. El propio ejército ha reconocido que cumplir con uno de los principales objetivos planteados en la ofensiva israelí, como es acabar con Hamás, supone una entelequia y más todavía si no se diseña una alternativa seria para llenar el vacío de poder que dejen la milicia fundamentalista y poder llevar las riendas de la Franja una vez superada la coyuntura bélica. El principal portavoz castrense, Daniel Hagari, realizó el miércoles por la noche unas explosivas declaraciones en el canal 13 de la televisión israelí que ponen en entredicho esos planes de Netanyahu y que levantaron una gran polvareda.
Hagari fue claro en la entrevista al dibujar el panorama en el enclave palestino: “Decir a la gente que no habrá terrorismo en Gaza, que no habrá operativos militares, que no habrá un solo cohete, que no habrá un solo hombre armado, es mentir. Habrá terrorismo en Gaza. Hamás es una idea. Para reemplazar a las personas que se ocupan de los servicios civiles, las personas que distribuyen alimentos o roban los alimentos, se necesita crear algo más y permitir que crezca”, dijo delante de las cámaras. Consciente del impacto de esas declaraciones, la cadena catarí Al Jazeera, expulsada por las autoridades israelíes, las difundió casi sobre la marcha.
De inmediato, el jefe del Gobierno replicó al portavoz y aseguró que el gabinete de seguridad que él mismo lidera como primer ministro se había marcado como objetivo la destrucción militar y política de Hamás y que ese era también el compromiso de las Fuerzas Armadas, según un comunicado difundido por su oficina. Eso obligó al ejército y a Hagari a afirmar a través de la red social X (antes Twitter) que él se había referido a la destrucción de Hamás como ideología y que ir más allá significaba malinterpretar sus palabras.
“Los comandantes y sus servidores luchan con determinación y persistencia para destruir las capacidades militares y la infraestructura gubernamental y organizativa de Hamás en Gaza, un objetivo militar claro”, dijeron en X. “En sus palabras, el portavoz se refirió a la destrucción de Hamás como una ideología y una idea, y lo dijo de manera clara y explícita. Cualquier otra afirmación saca las cosas de contexto”, aclaró la nota publicada en la red social.
En otra entrevista, Hagari también dijo al medio público israelí Kan que no cuenta con un 100% de certeza de que todos los rehenes que permanecen en Gaza puedan ser rescatados en operaciones militares especiales y que lo más probable es que la mayoría vayan a ser liberados en el marco de un acuerdo con los fundamentalistas palestinos.
Rehenes muertos
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Más allá de la vertiente política, solo unos 50 rehenes de los aproximadamente 250 que Hamás secuestró en Israel el 7 de octubre siguen vivos, según el diario The Wall Street Journal. Los datos fueron ofrecidos por mediadores en las conversaciones sobre los secuestrados y por un funcionario estadounidense familiarizado con información de inteligencia, según precisa el periódico. El rotativo recuerda que 116 continúan cautivos, pero esta cifra incluye a los que se cree que están muertos. Israel ha confirmado oficialmente que de ese centenar, 43 están muertos.
Altos funcionarios diplomáticos y de Defensa han criticado en privado la falta de estrategia que ponga fin a la campaña militar en Gaza, según el diario Haaretz, al tiempo que alertan de que la exigencia de “derrocar al régimen de Hamás y destruir su capacidad militar” no es un objetivo alcanzable. La falta de alternativa para el futuro de la Franja por parte de Netanyahu recibe constantes críticas. En medio de ese ambiente, el gabinete de guerra, que tomaba las decisiones más delicadas de la contienda, saltó por los aires con la salida de los centristas y expertos militares Benny Gantz y Gadi Eisenkot, que ha perdido un hijo en una de las emboscadas tendidas a las tropas de ocupación en Gaza.
El clima reinante queda reflejado en estas palabras de Netanyahu del pasado domingo: “Con el fin de lograr el objetivo de neutralizar las capacidades de Hamás, he tomado decisiones que no siempre han sido aceptadas por la dirección del ejército. Tenemos un país con un ejército, no un ejército con un país”.
Este nuevo desencuentro tras las palabras de Hagari pone de manifiesto el ambiente cada vez más en contra al que se enfrenta Netanyahu, que además de las fricciones con los militares mantiene claras diferencias con los integrantes de la coalición de Gobierno y con las autoridades de Estados Unidos, principal aliado de Israel. Desde el pasado mayo, además de centrar su ofensiva en Rafah, en el extremo meridional, las tropas israelíes se han visto obligadas a reabrir batallas en diferentes zonas del enclave en las que en meses anteriores se había dado ya por derrotado a Hamás.
La reaparición de la resistencia armada en lugares como el campo de refugiados de Yabalia, al norte de Ciudad de Gaza, demostró hace unas semanas que la estrategia planteada por Netanyahu no estaba funcionando y que, pese a la enorme diferencia del potencial militar de Israel frente a los grupos palestinos, la “victoria total” a la que alude con tanta frecuencia Netanyahu no está al alcance de la mano a corto y medio plazo.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites
Seguir leyendo
Ya soy suscriptor
_